“HAY QUE REINVENTAR A PAULO FREIRE EN LA
EDUCACIÓN SUPERIOR”
La Universidad de Barcelona ha conmemorado los
30 años del doctorado honoris causa que otorgó a Paulo Freire invitando a uno
de sus discípulos, José Eustaquio Romao. Conversamos con él sobre la vigencia
del pensamiento del autor de “Pedagogía del oprimido”.
En 1988, hace 30 años, la UB otorgó el
doctorado Honoris Causa al pedagogo brasileño Paulo Freire. Fue la primera vez
que esta distinción recaía en un pedagogo, y la primera que proponía su
Facultad de Ciencias de la Educación. Para conmemorar esta efeméride, el pasado
martes la facultad inauguró el curso académico con una conferencia a cargo de
José Eustáquio Romão, secretario general del Consejo Mundial de Institutos
Paulo Freire. Romão trabajó codo a codo con Freire desde 1986 (ya entonces
había regresado de sus años de exilio) hasta su muerte en 1997, y con él
recorrió las áreas más deprimidas de Brasil para luchar por la democratización
y universalización de la enseñanza.
¿Cuál es hoy la vigencia del pensamiento de Paulo Freire?
Freire siempre decía que su discurso no debía
ser repetido, sino reinventado. Y eso no era una declaración de modestia, sino
de clarividencia extrema. Las ideas de los grandes pensadores, si no son
recreadas, si no se reinventan según el contexto no valen nada, por más
geniales que sean. La repetición de las ideas es su muerte. Es el ideocidio.
Pues debe de ser el pedagogo más repetido…
Freire no tiene que ser repetido, sino
reinventado. ¿En qué tema, en qué tendencia, en qué estrategia? A mi juicio,
hay que reinventar a Paulo Freire ahora en la educación superior. A pesar de
que sea recordado como el creador de una alfabetización básica para adultos, su
legado es mucho mayor. En Brasil, con el gobierno Lula se crearon las llamadas
universidades populares, cuyo currículum es diferente, y también lo son sus
estudiantes, la mayoría hijos de la clase trabajadora. Pero los profesores de
estas universidades venían de la pedagogía tradicional, y ahora están matando
el proyecto, porque es cierto que incluyen a los estudiantes de clases
populares, pero les excluyen con los procesos de evaluación. Incluso los padres
de estos estudiantes muchas veces reclaman las disciplinas tradicionales.
Estamos viendo que no es posible organizar una escuela freiriana, digamos
crítica, con maestros que han sido formados en la universidad tradicional. Hay
que implantar otro proceso de evaluación y otros temas en el currículum. La
universidad clásica en Brasil prepara a los estudiantes para el trabajo, para
la producción, y hay que preparar a los estudiantes para la igualdad, eso pide
otras aportaciones al currículum, otra concepción. Yo, por ejemplo, puedo
preparar a un estudiante de agronomía para el agronegocio o le puedo preparar
para el desarrollo sostenible. Es diferente. Hay que ser un ingeniero del
desarrollo sostenible, no del desarrollo de la producción.
¿Entonces entiendo que hay que adaptar el
discurso de Freire al mundo de hoy?
Freire fue muy conocido por su metodología de
alfabetización de adultos, pero las personas que leen a Freire a veces se
sienten decepcionadas, no sé si esto pasa también en España, porque esperan una
técnica para hacer milagros en la alfabetización, y no hay nada de eso, no
existen varitas mágicas ni milagros. Freire no creó nada, pero sí descubrió que
los seres humanos aprenden el mensaje cuando es percibido, no simplemente
recibido. No es una comunicación entre un emisor y un receptor, sino una
comunicación integral con la dimensión política de toda relación humana. Y no
hablo ni de elecciones ni de partidos, sino de que toda relación humana tiene
una dimensión específica (por ejemplo, afectiva, o emocional, o pedagógica) y
otra política. ¿Cómo se capta esa dimensión política? Con la lectura del mundo,
la lectura del contexto.
En su discurso del
Honoris Causa hace 30 años Freire alertó del riesgo de “ser burocratizado”. ¿Es
ese un riesgo para los docentes en general?
Seguro. La tendencia a
la burocratización en la academia es normal. Incluso cuando ves esa formalidad
con la que le entregaron la distinción… todo esto es bonito, pero hay que dar
un significado diferente a las tradiciones. En América Latina las universidades
tradicionales están siendo sustituidas por las universidades de la gestión. En
Brasil tenemos las universidades del blasón, que son las católicas, las
pontificias, y tenemos las del logotipo, que son las corporativas, las
capitalistas. Y son muchas, porque en Brasil el 75% de los alumnos van a
universidades privadas. Privadas y transnacionalizadas, porque no tienen ningún
compromiso con el desarrollo de ninguna nacionalidad, su único compromiso es
con el lucro, con el capital. Tenemos la mayor universidad del mundo, con 1,3
millones de estudiantes, mantenida por capital que cotiza en bolsa. Están
comprando las universidades pequeñas en el interior del país. ¿Y qué quieren
estas universidades? Pues preparar a los estudiantes para el mercado, quieren
crear consumidores o productores para el consumismo. Nosotros no queremos ni la
universidad tradicional ni la universidad del lucro y la logomarca, hay que
crear un nuevo proyecto, porque son las universidades las que forman a los
maestros para la educación básica. Y por eso imagino que si Paulo Freire
siguiera vivo se reinventaría en estos momentos en la educación superior.
¿Cómo se acerca el mensaje de Freire a los
estudiantes europeos?
Por
increíble que parezca en Europa el eco de las ideas de Paulo Freire es más
significativo hoy que en mi país, y eso es gracias a que las universidades
europeas han apoyado a las de sus excolonias. Los freirianos no queremos la
hegemonía europea ni la norteamericana, ni tampoco queremos hegemonizar a
nadie, sino convivir con epistemologías diferentes, con ontologías diferentes,
con pedagogías diferentes. Esto es lo que llamamos una nueva geopolítica del
conocimiento. Le pondré un ejemplo: Karl Marx desarrolló muy bien el sentido de
la dialéctica materialista, pero los guambianos en los Andes colombianos
desarrollaron hace 2.000 años el concepto de equilibrio dinámico, que es una
manera más fácil de comprender la dialéctica materialista. La ciencia y la
tecnología europea se impusieron no porque fueras superiores, sino porque lo
era el aparato militar que las acompañaba. Ahora estamos intentando rescatar
otras posibilidades científicas y tecnológicas que no conocimos, no porque no
existieran, sino porque fueron silenciadas por el poder. Por ejemplo, ahora el
gobierno colombiano acaba de declarar que la medicina guambiana está permitida
en todos los hospitales del país.
Volvamos a la escuela. ¿Cómo se trasladan las
ideas de Freire a lo que se ocurre en las aulas en el día a día?
Lo
que más atrae a los maestros es la posibilidad de educar con eficacia. Pero
insisto que no hay milagros. El método de Freire de alfabetización de adultos,
que puede ser adaptado a la educación de niños, permite alfabetizar a un adulto
en 40 horas –hablo de aprender a leer, no sólo de escribir su nombre–, y es una
técnica con etapas, con pasos, que se ha experimentado y funciona. A los
maestros les gusta, pero en Brasil no se aplica a los cursos de formación de
docentes, porque a las élites no les interesa que se alfabetice a toda la
población.
¿Por qué?
Hay
un peligro en la alfabetización que Freire pregona: el de la concienciación.
Para Freire, no es posible aprender a leer y a escribir sin el proceso de
concienciación.
¿Conciencia de clase?
Concienciación
crítica, capacidad de leer el contexto críticamente. Por eso le hablaba de la
percepción como comunicación integral, que es lo que debemos introducir en
nuestras metodologías en la formación de docentes. Cuando lo logramos los
maestros trabajan de forma muy diferente a los tradicionales. Hay que trabajar
la técnica de la escritura y de la lectura, pero empapadas de la discusión
crítica del mundo. Las personas sólo aprenden aquello que juzgan importante
para sus vidas. De lo que aprendimos en la escuela sólo nos queda lo que ha
sido importante para nuestras vidas; ese es un descubrimiento de Freire, muy
sencillo pero muy real.
Mucho de lo que se aprende en la escuela se
olvida, eso está claro.
Porque
no era importante para resolver nuestros problemas en nuestro contexto. Por eso
hay una frase de Freire que poca gente comprende: “Nadie educa a nadie, pero
los hombres y mujeres tampoco se educan a sí mismos, los hombres y mujeres se
educan en comunión, mediatizados por el mundo”. ¡Ahí está la clave! Nosotros
sólo aprendemos y retenemos lo que fue mediatizado por el mundo. No lo fue por
el maestro, ni por el currículum ni por los libros… El proceso de
concienciación crítica es esto: de aquello que me explicaron los maestros lo
que me quedó fue aquello que me ayuda a resolver problemas de mi mundo.
¿Por eso Freire fue
identificado como un elemento peligroso?
Peligroso
y subversivo, y eso que nunca estuvo afiliado a un partido político. El
análisis crítico del mundo es un peligro para quien ostenta el poder, porque
demuestra las contradicciones, y según Freire no puede haber aprendizaje sin
esa interpretación crítica del mundo. Hay una dimensión política, que es el
análisis del contexto. Le pondré un ejemplo. Cuando a Newton le cayó la manzana
no estaba en una oficina ni en una clase, estaba leyendo el mundo, y así se
preguntó por qué esa manzana había caído sin que nadie la hubiera presionado.
Estaba haciendo una pedagogía de la pregunta, no de la respuesta, y el hecho de
leer críticamente la realidad de la naturaleza le llevó a descubrir las leyes de
la gravedad. Ahora vuelvo a la escuela, al día que toca explicar las leyes de
Newton. ¿Qué debería hacer un profesor freiriano? Llevar al alumno a revivir la
experiencia de Newton leyendo el mundo de la naturaleza. Porque no van a
aprender física leyendo manuales.
¿Qué otras cosas debería hacer el profesor
freiriano?
Esta
sería la fundamental. Dicen los críticos de la escuela freiriana que nosotros
no tenemos currículum, que no hay temas. Lo que ocurre es que el currículum no
está prefabricado y empaquetado por los docentes e impuesto a los estudiantes,
sino que es elaborado conjuntamente con los estudiantes. El primer paso, pues,
es descubrir cuáles son los temas generadores del mundo de tus estudiantes. El
currículum prefabricado no funciona, los alumnos no aprenden, el fracaso es muy
elevado. No tienen la motivación para aprender que los cuerpos caen con una
aceleración de 14 newtons por segundo… ¿a quién le interesa esto? Pero puedo
intentar que los estudiantes revivan la experiencia de Newton en su sistema
simbólico, para eso tengo que explorar ese sistema y encontrar dónde se produce
el fenómeno físico con el que podré revivir la experiencia de Newton. Freire
decía que si voy a alfabetizar a trabajadores de la construcción civil las
palabras generadoras son unas, pero si voy a alfabetizar a plantadores de caña
de azúcar las palabras generadoras son otras distintas. Voy a trabajar el mismo
aprendizaje, que es la lectura y la escritura, pero los contenidos y las
estrategias son diferentes porque los universos de los sistemas simbólicos lo
son.
El doctor Jaume Trilla ha alertado de aquellos que
sacralizan a Freire y que son más freirianos que Freire. ¿Está de acuerdo?
Sí.
Hay peligros en el intento de divulgar la obra de Freire y el primero es
sacralizarlo. Fue un hombre como nosotros y en su teoría pueden encontrarse
equívocos, en ese caso hay que corregirlos o si no reinventarlos. El
fundamentalismo freiriano es otro peligro, precisamente porque es
antifreiriano. La primera regla del pensamiento freiriano es estar abierto a
las consideraciones del diferente. Esto no es una declaración retórica. Hay que
escuchar a los estudiantes para acercarse a su saber científico, mi tarea como
docente es intentar percibir en el discurso del otro lo que tiene de científico.
El tercer peligro es pensar que Freire fue un hombre genial pero intuitivo, y
no es así. Freire no creó nada, sistematizó lo que estaba creado. Uno de los
principios más importantes en la teoría del pensamiento freiriano es que el
sujeto de la creación cultural no es el individuo, es el colectivo. Los genios
sencillamente sistematizan, sintetizan los conocimientos de una época.
Ha dicho usted que las próximas elecciones en
Brasil suponen una amenaza para la democracia y para las difusión de las ideas
freirianas.
En
Brasil hubo muchos problemas con los gobiernos progresistas, incluso por la
inexperiencia con el poder. Durante toda la historia de Brasil han mandado las
élites. Brasil fue el último país del mundo que eliminó la esclavitud; en 1920
el 80% de la población brasileña era analfabeta, o sea que tenemos una sociedad
muy excluyente, en la que la exclusión está naturalizada y parece que la
desigualdad sea normal ¡No hay ningún país tan desigual en el mundo, ni
siquiera en África o en Asia! ¡Los ricos de Brasil son muy muy ricos, y los
pobres son muy muy pobres! El 5% de la población brasileña hoy acapara el 85%
de la riqueza nacional. El primer libro que escribió Freire, del que no se
habla mucho, se titulaba Educación y actualidad brasileña; ahí ya habla de
nuestra inexperiencia democrática. Los españoles crearon universidades en
América en el siglo XVI, pero los portugueses las prohibieron. La primera
universidad brasileña es de 1934. Por tanto es una sociedad muy desigual y en
la que la dictadura es algo común, estamos aprendiendo a construir la
democracia y hemos tenido una experiencia muy breve de 12-13 años con un
poquito de redistribución de la riqueza, y durante los cuales los ricos han
seguido ganando mucho dinero. Pero las élites brasileñas, acostumbradas a los
gobiernos excluyentes y dictatoriales, no permiten que se haga nada que pueda
amenazar su acumulación impresionante de riqueza.
Parece extraño que el candidato de las élites
tenga tanto apoyo de las clases populares.
Es
impresionante imaginar que después de estos años de conquistas sociales sean
los beneficiados por estas políticas quienes van a apoyar a un candidato que
pregona el fascismo abiertamente, que hace afirmaciones racistas y homófobas,
que dice abiertamente que cuando sea presidente eliminará todas las políticas
de género en las escuelas. Yo soy politólogo, y creo que tenemos que revisar a
fondo todas nuestras formas de realizar análisis. Estamos cometiendo errores,
como ocurrió en los años 30 del siglo pasado, cuando toda la izquierda europea
decía que Europa giraba hacia la izquierda, menos Wilhem Reich [psicoanalista
discípulo de Freud], que escribió La psicología de masas del fascismo.
Un buen tema de análisis para la psicología
social…
Toda
la teoría de Freire tiene un fundamento psicológico muy fuerte. En el primer
Freire, sus referentes son Frantz Fanon [psiquiatra de la Martinica que se unió
al frente revolucionario por la independencia de Argelia y que escribió Los
condenados de la tierra] y Zevedei Barbu [sociólogo rumano arrestado por el
régimen filonazi y refugiado más tarde en Reino Unido, donde escribió varias
libros sobre el comportamiento psicosociales de los regímenes totalitarios]. El
segundo Freire, el que ya está en el exilio, se aproxima a la Escuela de
Frankfurt, y busca a un psiquiatra, Erich Fromm, no busca a Habermas. ¿Y por
qué? Porque para Freire la dimensión política no puede estar desconectada de la
dimensión personal. El proyecto colectivo tiene que conectar con el personal. Y
hablo de la persona, no del individuo, que es una categoría capitalista y
burguesa.
Ha dicho usted que advirtieron a Lula de que no bajar
la guardia.
Todo
el tiempo, sí.
¿Y sin embargo lo hizo?
Los
compañeros del PT la bajaron. Y los hubo que no se resistieron a la tentación y
se corrompieron, y con ello mataron el legado más importante de las izquierdas,
que es la ética. La tentación es muy grande ¡claro! La derecha les compró, y
con ello destruyeron 50 años de trabajo, porque nosotros éramos la reserva
ética del país, y hemos perdido ese legado.
¿Han perdido la esperanza?
En
la segunda parte de Pedagogía de la Esperanza, Freire dice que no estamos
esperanzados por un delirio, sino por una necesidad ontológica, y que lo que
distingue a los seres humanos de los otros seres es la capacidad de tener
esperanza. Tener esperanza no es esperar, la esperanza que se confunde con la
espera se transforma en desesperación. La esperanza es resistir, y por eso
resistiremos.
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