Teorías Humanista, Positivista y Hermenéutica.
TEORIA
HUMANISTA (ABRAHAM MASLOW. 1908.1970)
La
idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra
atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la
pirámide.
El Humanismo en la Educación
tiene las siguientes características:
1.
Educación centrada en el
alumno
2.
Dan a los estudiantes la
oportunidad de explorar y entrar en contacto con sus sentidos, autoconceptos y
valores.
3.
Educación que involucra los
sentidos, las emociones, las motivaciones, gestos y disgustos de los
estudiantes.
4.
Desarrollo de contenidos de
acuerdo a los intereses y necesidades del estudiante
5.
Fomento de efectividad
personal.
La teoría de la autorrealización de Maslow se sitúa dentro del holismo y la
psicología humanista y parte de la idea de que el hombre es un todo integrado y
organizado, sin partes diferenciadas. Cualquier motivo que afecta a un sistema
afecta a toda la persona.
Pirámide de Maslow.
TEORIA
POSITIVISTA Y TEORÍA HERMENEUTICA
Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/4418/441846100003.pdf
Sophia, Colección de Filosofía de la Educación
ISSN: 1390-3861 faguilar@ups.edu.ec Universidad Politécnica Salesiana
Ecuador.
A mediados del siglo XIX se enfrentan dos
corrientes que buscan el estatuto de
ciencia, por un lado están la tradición galileana de las ciencias
naturales y por el otro lado tenemos el
enfoque hermenéutico, que surge en reacción al primero (Grodin
2002:51-52).
Este último enfoque pretende
establecer la naturaleza, el objeto y el método de las nuevas ciencias sociales
o ciencias del espíritu, frente a las ciencias de la naturaleza. El positivismo
filosófico heredó la tradición galileana, además del proyecto de modernidad
iniciado por Francis Bacon con el método
experimental inductivo (Fischl, 1994: 249).
Desde el punto de vista positivista la razón se establece como la guía
hacia una ciencia auténtica que se desarrolla
a través de un método riguroso, capaz de originar un conocimiento
objetivo como planteaba Comte (Fischl 1994:375). Con ello se renuncia a todo lo
que no pueda ser comprobado experimentalmente, por lo que esta propuesta
epistemológica superaría la metafísica y
las consideradas pseudociencias que investigan las esencias para pasar a hechos
cognoscibles de la realidad.
Augusto Comte, es el fundador del positivismo, quien como se sabe
intentó darle a las ciencias sociales un estatus científico-positivo. Una ciencia es, según Comte, positiva cuando
deja de lado toda especulación metafísica, cuando se limita a la exacta observación
de los fenómenos visibles y trata de reducir los resultados de esta observación
a leyes generales. Para Comte la ciencia
atravesó tres estadios: el primero se denomina teológico caracterizado por
explicar todo en base a dioses o demonios. El segundo llamado metafísico; en él se sustituyen las
explicaciones en base a dioses por
almas, esencias, cusas últimas, etc, y, finalmente tenemos el estadio
positivo, en el que la ciencia se limita
a observar los fenómenos y a ordenarlos bajo leyes universales (Cfr. Fischl
1994: 375).
Frente a esta tendencia positivista aparece en Alemania la denominada
corriente hermenéutica, que tiene como principales defensores a Dilthey,
Gadamer y Ricoeur. Todos tienen en
común, de una u otra forma, el rechazo a los postulados del empirismo (Grodin
2002:52). La hermenéutica por ejemplo, está
asociada al arte de la interpretación de los textos para comprender su sentido.
La propuesta de convertir la hermenéutica en una metodología, parte de la diferencia entre explicación y
comprensión. Johann Gustav Droysen (1808 - 1884), fue el que utilizó por primera vez esta distinción y
manifiesta que la comprensión es el método de las ciencias humanas; todo esto
en oposición a las ciencias naturales para quien su método propio sería la
explicación (Cfr Grodin 2002:52).
Según Droysen, las ciencias humanas no buscan explicar la realidad como
la física explica las caídas de los cuerpos, sino que intentan comprender la
realidad, comprender qué es el hombre, qué es la historia, qué es la ciencia.
No buscan explicar cómo funciona el hombre, cómo funciona el universo, explicar
el movimiento de los cuerpos. Es precisamente ésta diferencia la existente
entre explicación y comprensión, ciencias sociales y ciencias naturales.
En consecuencia, para Droysen, el
éxito de las ciencias naturales reside en la claridad de su conciencia
metodológica. Por tanto, infiere que las
ciencias históricas deben desarrollar sus propios métodos.
La hermenéutica pasaría entonces a focalizarse en la acción, con el
objeto de comprender su sentido y de esta manera ubicarse en los planos
metodológico, ontológico y epistemológico,
con la idea de una implicación del sujeto en los datos de la
experiencia. Esto quiere decir, una unidad del sujeto con el objeto
investigado. El comprender, a diferencia del explicar, significa el develar
el ser
de las cosas. La hermenéutica busca comprender hechos particulares y
generar principios, no leyes generales; por lo que, para muchos epistemólogos
se justifica la autonomía de las ciencias sociales. Entonces, la hermenéutica es una
técnica, un arte, una filosofía de los métodos cualitativos, que tiene como
objetivo interpretar y comprender para poder descubrir los motivos del actuar
humano. La realidad subjetiva, metafísica y psicológica existe aun cuando las ciencias
naturales intenten negarlas, por ello,
los procesos hermenéuticos deben
conducir, traducir, comunicar e interpretar los mensajes y significados, no evidentes de los textos y
contextos.
Autores como Gadamer afirman que: “el fenómeno de la comprensión y de la correcta interpretación de lo
comprendido no es sólo un problema
específico de las ciencias del espíritu… el problema de la hermenéutica va más
allá de las fronteras impuestas por el concepto del método de la ciencia
moderna” (Grodin, 2002:6).
IMPLICACIONES EN EL PROCESO EDUCATIVO:
La hermenéutica y sus implicaciones en el
proceso educativo / The implications of hermeneutics in the educational process.
El proceso educativo En primer lugar es necesario manifestar lo que se
entiende como proceso educativo; no obstante, es importante mencionar que
autores como Pring Richard (2002) manifiesten que un fenómeno tan rico en matices, no puede ser abarcado por una única expresión omnicomprensiva (P.29). Sin embargo, sí existen
algunos rasgos del proceso educativo que son compartidos por la mayor parte de autores. Pring menciona
ocho rasgos de los procesos educativos.
En primer lugar la importancia en la educación, pues es la base
para conformar reformas sociales, económicas y morales. Además permite corregir
desórdenes sociales y promover los valores democráticos; En segundo lugar son procesos
dirigidos hacia el perfeccionamiento del ser humano, el hombre alcanza su
verdadera medida gracias a la educación (Cfr. 2003: 29-48). Nietzsche ya señaló
que el ser humano cuando nace, no es todo lo que puede llegar ser, tiene una
gran potencialidad que solo puede alcanzar mediante su actividad a lo largo de
su vida; En Tercer lugar y complementando la anterior, se puede
decir que abarcan todas las capacidades humanas, por ello la educación
contribuye a la mejora de la persona en su conjunto; En cuarto lugar, Pring manifiesta que en el proceso
educativo toma en cuenta la trasmisión
de conocimientos y el alumno tiene que asimilarlos, esto es aprehenderlos; En quinto Lugar, esta la educación como un proceso cuyos resultados no se
logran sin esfuerzo, éste es necesario tanto en el educador como en el
educando; En sexto lugar, los procesos educativos
cumplen un papel imprescindible en la socialización de las personas; En séptimo
lugar se menciona que el proceso
educativo tiene la estructura propia de un proceso de comunicación porque
existe un emisor, un receptor, un mensaje y un contexto y por último (octavo), se
menciona que la educación se orienta a la mejora del ser humano; en
consecuencia, los procesos educativos no deben ser evaluados en función a
parámetros pragmático, sino que han de valorarse principalmente de acuerdo a
criterios éticos (Cfr. 2003, 29-48).
Tomando en cuenta todo lo que se ha mencionado, se puede
decir que el proceso educativo es un conjunto de tareas ordenadas a
promover el aprendizaje, cuyo ejercicio
requiere poseer habilidades técnicas, morales y artísticas vinculadas,
esencialmente, con la dimensión personal del ser humano.
El centro del proceso educativo lo protagoniza el educando, esto desde
el ´´giro paidocéntrico`` que empezó con la escuela nueva (García, 2012:69).
Así podemos decir que se considera al educando como el protagonista del proceso
educativo, causa y sujeto principal de
su propio aprendizaje. Sin embargo es importante resaltar que no puede
desmerecerse el papel importantísimo que juega
el educador: no se puede tratar al educador y al educando como si fueran
rivales, como si fueran figuras antagónicas.
Se habla de educación cuando una
actividad de enseñanza, y no solo de instrucción, suscita o promueve una acción
de formación y no solo de aprendizaje. Aprender puede ser actividad o acción.
En sentido pleno, hay educación cuando lo aprendido se realiza como acción,
pues así es como se perfecciona o mejora el sujeto directamente. (…) Formación
es el nombre propio de la acción educativa en el que aprende. La acción
formativa es un aprender que requiere de una actuación intelectual pero también
volitiva. Lo enseñado no solo posibilita la comprensión intelectual, sino
también el acto de la voluntad (Altarejos, 1991:11)
Este es un proceso dinámico, interactivo, donde educando y educados, se
interpretan, y logran concebir el
conocimiento. Se observa como el proceso educativo se ve influenciado por la
hermenéutica, sobre todo en la parte
referida a la comprensión
GADAMER, HERMENÉUTICA Y EDUCACIÓN.
Gadamer, discípulo de Heidegger y maestro de
insignes filósofos como Habermas, en su obra “Verdad y Método” (1960) fijó los presupuestos y objetivos de la
hermenéutica contemporánea. Gadamer destaca que los seres humanos tenemos una conciencia moldeada
históricamente, ya que estamos plenamente insertos en la cultura de nuestro
propio tiempo y lugar.
Gadamer ha ejercido una gran influencia en
occidente y muchos autores han adoptado
su metodología hermenéutica para el desarrollo de las ciencias humanas, entre
las que se encuentran los saberes relacionados con la educación (García
2012:104). Los autores comparten la convicción de que el conocimiento está
asentado sobre unas tradiciones y prácticas sociales, y que no hay
acontecimientos propiamente humanos en abstracto “porque el conocimiento está
asentado sobre unas tradiciones y prácticas sociales dado que el espacio, el
tiempo, el lenguaje, la cultura… son los horizontes de la existencia humana”
(García 2012:104).
La tradición es la que configura todas
nuestras interpretaciones. La compresión no surge a partir de la nada, sino que
ha sido siempre preparada por el pasado que llevamos con nosotros (García
2002:105). Por ello Gadamer no considera
la tradición como una fuerza que determina la comprensión desde fuera, así como
tampoco concibe el pasado como algo inerte y acabado sino que, mientras
vivimos, somos nosotros mismos lo que formamos parte de ese proceso y le
comunicamos la fuerza que posee. La hermenéutica de Gadamer considera que toda comprensión tiene una estructura
circular, que se funda en una pre comprensión y avanza gracias a la
anticipación de sentido. Este movimiento constituye el denominado círculo
hermenéutico (García 2002:105).
En el método hermenéutico se establece un diálogo con el pasado y con los otros. La
unión de horizontes que se logra forma una conversación en la que se expresa
algo que no pertenece, en exclusiva, ni al autor original, ni al intérprete, sino que es común a los dos.
Desde ahí parte el intento de ambas partes por comprender y hacerse entender,
un lenguaje común y unas opiniones compartidas. La hermenéutica juega un papel
fundamental dentro de la educación, como
se ha comenzado a apreciar junto con
Gadamer; sin embargo, es necesario observar más de cerca la importancia de la
hermenéutica dentro de la educación.
El aprendizaje se realiza a través de conocimientos previos;
sin embargo aprender algo no significa quedarse encerrado en la tradición,
ésta trasciende cuando se produce el
auténtico aprendizaje. La tradición viene a ser el contexto en el cual hay que
proyectar el significado de lo que aún no llegamos a comprender; no obstante
“la educación no es meramente la
reproducción de la tradición” (García 2002: 106), sino que lanza un reto hacia
lo que nos es familiar, obligándonos a reformular la comprensión de manera que
se nos permita incorporar al todo que se conoce, lo que aún no se sabe.
En
la pedagogía, el proceso hermenéutico intenta reconocer los
acontecimientos de la enseñanza de un grupo de sujetos, quienes dialogan acerca
de la vida, comparten saberes y trazan significados. Según Flores (2001: 15) la
misma pedagogía, como disciplina en construcción, tiene el objetivo de
comprender conceptos e interpretaciones sobre los procesos de enseñanza en
tanto eventos formativos, donde los individuos se habilitan como pensadores e
interlocutores competentes, para validar el sentido y la intencionalidad.
Una estrategia pedagógica, acorde a los
postulados de la hermenéutica de Gadamer, procurará brindar a los estudiantes
los recursos de pensamiento necesarios para el ejercicio de un sano
cuestionamiento de los prejuicios imperantes; y una regulada y racional
incorporación de los mismos prejuicios, a los paradigmas vigentes en un determinado instante de la historia. La
educación, desde la hermenéutica, es una instancia , que al propiciar
la libre comunicación, facilita a las personas un ámbito de vida en donde
pueden asociarse entre sí por la comprensión mutua de sus estructuras de
entendimiento.


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